Una toma de judo

En 2011 llegó a nuestra oficina Carlos López Puelles, un nombre desconocido en la política provincial que quería ser intendente de Luján de Cuyo. El escenario parecía estar en su contra: Cristina dominaba la política nacional, los gobernadores se colgaban de su imagen y los intendentes quedaban fuera de la foto. Mendoza no era la excepción y en Luján de Cuyo la situación era aún peor. Omar De Marchi tenía la ciudad empapelada con carteles y parecía imbatible. Las encuestas lo daban como el claro ganador y, a un mes de las elecciones, todo indicaba que la historia ya estaba escrita.
Pero las campañas no solo se ganan con recursos, se ganan con estrategia. En lugar de pelear con menos fuerza, decidimos usar la de nuestro oponente a nuestro favor. De Marchi había construido toda su identidad en torno a su apellido. Destacaba el “De” para posicionarse como el candidato De Confianza, De Experiencia, De Palabra y De Luján. Entonces, nosotros lo dimos vuelta y dijimos que lo nuestro era DE VERDAD. EDUCACIÓN DE VERDAD. LIMPIEZA DE VERDAD. OBRAS DE VERDAD. Lo que para él era un eslogan, para nosotros era un compromiso.
El efecto fue inmediato. En cuestión de días, López Puelles empezó a subir en las encuestas. En dos semanas lo superó y, contra todos los pronósticos, terminó ganando la intendencia. Una palabra, un mensaje claro y el giro inesperado que cambió la historia.
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